Flama Espírita – Any XXVI -  Nº. 120 – Abril / Juny 2006

2006 – 25 Aniversario de Flama Espirita

EDITORIAL

Este mes de Mayo de 2006, se cumplen 25 AÑOS de publicación del boletín Flama Espirita, órgano de difusión del Centre Barcelonès de Cultura Espirita "CBCE".

Su impulsor, Josep Casanovas Llardent, se inició como articulista en 1971, elaborando escritos sobre parapsicología y el más allá para la revista "ALGO". En 1973, entró como colaborador en la revista "KARMA-7", en la que se abrió la sección "Espiritismo" para dar cabida a sus artículos. Esta colaboración finalizó en 1979, debido a la orientación desviada que dicha revista iba tomando con relación al Espiritismo.

Sin lugar a dudas, Josep Casanovas, sentía la necesidad de continuar con su labor escrita y nada mejor que hacerlo a través de un medio donde pudiera expresarse con total libertad. Por ello, bajo su orientación e impulso "nació", en Mayo de 1981, el ejemplar número 1 (con sólo 4 páginas) de Flama Espirita. En su "Presentación" decíamos: "Muy pequeña nace esta Flama Espirita; pero nace con voluntad de ser" "Sale con el propósito de prestar un servicio de difusión del Espiritismo, en su triple aspecto de: Ciencia, Filosofía y Ética."

Las ansias del entonces Equipo Coordinador de verter sus opiniones, conclusiones, así como divulgar los fundamentos del Espiritismo, hicieron que el número de páginas aumentara. En su 5º. Aniversario, y con carácter bimensual, constaba de 6. A los 10 años, ya había ganado 2 páginas más. Y fue, en 1992 (F.E. 65) cuando su frecuencia fue trimestral, hasta el día de hoy.

En nuestro número 97 (Julio/Septbre. 2000), fecha en que cumplíamos los 20 años, incluimos un "Breve resumen de efemérides del CBCE", en el que detallamos todos los actos públicos y otras efemérides celebrados desde 1977 -cuando aún no estaba constituido el CBCE, pero sí el núcleo fundacional del mismo-, hasta Septiembre de 1996.

En nuestro 25 Aniversario nos comprometemos en ofrecer a nuestros lectores un Índice completo de todos los temas publicados desde el número 1 hasta el número 100, con el fin de que puedan disponer de cualquier materia editada durante esta etapa.

Toda persona comprometida con una causa, y más cuando ésta puede promover una profunda renovación, sabe que no es fácil proseguir. Sin embargo, seguimos estando aquí, ofreciendo nuestras opiniones, puntos de vista, y apreciaciones con total sinceridad; e intentando transmitir una información clara y concisa, exenta de cualquier fantasía que pudiera empañar el verdadero carácter progresista de la filosofía espiritista.

El Espiritismo, aún tan incomprendido, no está sobrepasado; tiene un gran futuro. Está por llegar el día en que pase a formar parte (con éste u otro nombre) de la Cultura de la Humanidad. Cuando esto acontezca, habrá alcanzado su verdadero objetivo. Y para que ello se consiga, es cuestión de utilizar el sentido común y ser más coherentes en nuestro día a día. De nada valen las grandes elocuencias si éstas no quedan ratificadas por nuestros actos.

FILOSOFÍA

Ignorando completamente el tema que el Dr. Milton Medran Moreira nos iba a ofrecer para ilustrar las páginas de Flama Espirita, en su 25 Aniversario,

tenemos que resaltar su gran acierto en la temática elegida, así como en su

exposición, puesto que se trata de un asunto muy complejo, cuestionado

y harto discutido, sobre si es oportuno, o no, recordar nuestro pasado.

 

OLVIDO DEL PASADO

Conveniencia del Olvido

Milton Medran Moreira

medran@pro.via-rs.com.br

Abogado y periodista

Presidente de la Cepa

Traducción: Pura Argelich

En la Revue Spirite de septiembre de 1863, en un artículo intitulado "Preguntas y Respuestas sobre Expiación y Pruebas", Allan Kardec responde una carta enviada por un grupo espiritista que sustentaba la tesis de que, en el mundo material solamente pasamos por "pruebas", puesto que las "expiaciones", éstas, como consecuencia de nuestros actos, sólo acontecen en el mundo espiritual.

La respuesta de Kardec es extensa, ratificando que en el mundo material soportamos tanto "pruebas" como "expiamos" faltas cometidas anteriormente. Pero, en un fragmento de su respuesta, Kardec hace consideraciones específicas sobre la cuestión de expiar faltas de las cuales no nos acordamos y argumenta en el sentido de la necesidad del olvido.

A continuación reproducimos el referido trecho:

"Sigue a continuación la importante cuestión del olvido que, según nuestro corresponsal, elimina de los males de la vida el carácter de expiación. Es un error. Dadle el nombre que quisiereis: no lograréis que no sean la consecuencia de una falta. Si lo ignoráis el Espiritismo os lo enseña. En cuanto al olvido de las mismas faltas, él no tiene las consecuencias que le atribuís. Hemos demostrado en otra parte que el recuerdo preciso de esas faltas tendría inconvenientes extremadamente graves, perturbándonos, humillándonos ante nuestros propios ojos y ante los del prójimo; traerían perturbación en las relaciones sociales y, por esto mismo, frenaría nuestro libre albedrío".

En este párrafo, Allan Kardec sintetiza la posición de la Doctrina Espiritista en relación a lo conveniente que es el olvido, por lo menos en el nivel evolutivo en el que se encuentra el ser humano. Generalmente, él no tiene estructura psicológica para convivir con su pasado. Eso sin tener en cuenta los inconvenientes en su vida de relación, familiar y social, ya que, habitualmente, está conviviendo con personas o grupos que fueron personajes con los cuales se involucró en sus vidas pretéritas. Y, para completar, Kardec añade:

 

 

"Por otro lado, el olvido no es tan absoluto como se supone. Él sólo se da en la vida exterior de relación, en el propio interés de la humanidad; pero en la vida espiritual no sufre interrupción. Tanto en la erraticidad como en los momentos de emancipación, el Espíritu se acuerda perfectamente, y ese recuerdo le deja una intuición que se traduce en la voz de la conciencia, que le advierte de lo que debe, o no debe, hacer. Si no la escucha, entonces la culpa es suya. Además, el Espiritismo proporciona al hombre un medio de remontar su pasado, sino los actos concretos, al menos los caracteres generales de esos actos que quedarán más o menos desvaídos en su vida actual. De las tribulaciones que sufre, de las expiaciones y pruebas debe concluir que fue culpable; de la naturaleza de esas tribulaciones, ayudado por el estudio y sus tendencias instintivas, apoyándose en el principio de que la más justa punición es la consecuencia de la falta, puede deducir su pasado moral. Sus malas tendencias le enseñan aún más lo que le queda de imperfecto a corregir en sí mismo. La vida actual es para él un nuevo punto de partida: a ella llega rico o falto de buenas cualidades; bástale, pues, estudiarse a sí mismo para ver lo que le falta y expresar: "Si soy castigado, es porque pequé". "Y el mismo castigo le dirá lo que hizo".

Aunque utilizándose de un lenguaje en el que se vale de la figura "crimen-castigo" para demostrar, didácticamente, la ley de causa y efecto, Kardec insiste en que acordarse detenidamente del pasado haría mal al espíritu, pero saber la naturaleza de sus faltas será un estímulo para "expiarlas" correctamente, esto es, librarse completamente de los mecanismos de la culpa que lo atormentan.

Olvidar es regla. Recordar es excepción

De ese posicionamiento kardecista, en líneas generales podemos resumir que "olvidar es regla", y que recuerdos concretos y pormenorizados de hechos de vidas pasadas serían excepciones.

De un tiempo a esta parte, se vienen divulgado mucho, en el medio espiritista y fuera de él, las llamadas "terapias de vidas pasadas". Se sostiene que, en determinadas circunstancias, rememorar hechos de vivencias pasadas (y olvidadas) de otras y de esta misma vida, puede ser el camino para su tratamiento. Revivir el hecho, con un correcto acompañamiento de algún profesional capaz de demostrar al paciente que aquel episodio puede ser superado, a través del dinamismo de las leyes de la vida, deberá revertir en beneficio en los tratamientos de fobias, antipatías personales, odios, rechazos, etc. Digamos que la Psicología está buscando (y, quizás, encontrando) fórmulas inteligentes de remontar los orígenes de determinados disturbios comportamentales o de personalidad o, incluso, de relación, llevando al propio paciente a revivirlos y administrarlos mediante el entendimiento de que ese ejercicio le será favorable, redundará en beneficio de su salud mental y de su equilibrio psíquico.

Como se ve, se trata de un procedimiento de típica inserción psicológica. De ahí la necesidad de criterios estrictamente vinculados a esa área de estudios: la Psicología. Y he ahí que, naturalmente, surge la pregunta:

¿Puede esa terapia realizarse en el Centro Espiritista?

El Espiritismo, dice Kardec, "es una ciencia de observación". Tiene una visión propia acerca del fenómeno humano: su origen, su evolución y el destino de la vida humana. De cierta forma, todas las áreas del conocimiento, de la física a la medicina,

 

de la astronomía al derecho, de las ciencias matemáticas a las humanas, todo puede ser visto bajo un ángulo más abierto, más amplio y más ordenado, a partir de las ideas centrales del Espiritismo: la inmortalidad del espíritu (como consciencia individual), su evolución (a través de las diversas encarnaciones) y su realización ética (a través de la observancia de las leyes morales). El Espiritismo nos da, pues, una visión teórica de hombre, de mundo y de universo. El espiritista asume la convicción de que esa forma de ver el mundo tiene que favorecer todas las áreas humanas. La Medicina, por ejemplo, a partir de esa visión, tendrá ciertamente un campo más amplio para prevenir y tratar dolencias. El Derecho ha de ser mejor interpretado y dirimido si es contemplado como un ordenamiento natural, no meramente positivo, sino con fundamentos éticos permanentes y universales. Y, naturalmente, la Psicología, como verdadera "ciencia del alma", escudriñando mejor los orígenes de los disturbios psicológicos, será más apta para tratarlos. No por eso, el centro espiritista (lugar donde se estudia Espiritismo) se transformará en consultorio médico, centro donde se dirimen controversias jurídicas ni, tampoco, en consultorio psicológico. En la medida en que se convirtiera en eso, se estará desviando de su finalidad principal. La medicina es para los médicos. El Derecho es para los juristas. La Psicología es para los psicólogos. Claro que éstas y cualesquiera otras actividades, según la forma de ver de los espiritistas, saldrán cualificadas y enriquecidas si a sus presupuestos teóricos y prácticos se aplica la visión del conocimiento espiritista.

En el caso específico de las llamadas "Terapias de Vidas Pasadas" al terapeuta no le bastará tener el conocimiento teórico espiritista. Será importante que esté dotado de suficiente equilibrio y sentido común para no transformar, en la práctica terapéutica, ese conocimiento en factores de agravamiento de los males eventualmente radicados en episodios de la vida pasada. Lidiar con los asuntos concernientes a la culpa es muy delicado. Es preciso desarrollar una visión de que las marcas negativas que nuestros errores dejan en el alma no están allí, necesariamente, para imponernos sufrimientos de los que no te puedes desprender, sino justamente para servirnos de alerta en el sentido de que, tratando esos efectos, tendremos más condiciones de rescatar nuestra higiene física, mental y espiritual, componentes que construyen nuestra felicidad. Y felicidad siempre es la meta del espíritu.

 

Y en "El Libro de los Espíritus", del que el día 18 de este mes de Abril se cumplen 149 años de su publicación, Allan Kardec, en el segundo párrafo de su comentario que sigue a la pregunta 394 (Apartado VIII.- Olvido del pasado. Capítulo VII), ya se manifestó en este sentido.

"El recuerdo de nuestras individualidades anteriores tendría muy serios inconvenientes. En ciertos casos, podría humillarnos de una manera extraordinaria. En otros, exaltar nuestro orgullo y por eso mismo trabar nuestro libre albedrío. Dios nos ha dado, para que mejoremos, justamente lo que nos es necesario y puede bastarnos: la voz de la conciencia y nuestras tendencias instintivas. Y nos quita lo que pudiera dañarnos. Agreguemos, incluso, que si tuviéramos el recuerdo de nuestros actos personales anteriores, poseeríamos igualmente el de las acciones de los demás, y este conocimiento podría acarrear los más enojosos efectos sobre las relaciones sociales. Puesto que no podremos siempre vanagloriarnos de nuestro pasado, con frecuencia es muy conveniente que se haya echado un velo sobre él. Esto concuerda perfectamente con la Doctrina de los Espíritus sobre los mundos que son superiores al nuestro. En tales mundos, donde sólo reina el bien, el recuerdo del pasado no reviste nada de penoso. He ahí porqué se acuerdan los moradores de su existencia precedente, así como nosotros rememoramos lo que hemos hecho la víspera. En cuanto a los periodos en que hayamos podido permanecer en los mundos inferiores, su recuerdo sólo constituye un mal sueño, como hemos dicho ya."

UNA VISIÓN DEL ESPIRITISMO PARA EL SIGLO XXI

(II y X)

Oscar M. García Rodríguez

"Grupo Espírita de La Palma"

Isla de La Palma - Canarias (España)

Noviembre 2002

(Continuación de la publicación iniciada en Flama Espirita 117)

II - EL ESPIRITISMO, ESE GRAN DESCONOCIDO

El médium norteamericano Andrew Jackson Davis (1826-1910), cuya vida y obra configuran uno de los antecedentes más cercanos del Espiritismo, dejó recogido en sus notas biográficas el episodio que seguidamente copiamos, fechado el 31 de Marzo de 1848:

"Esta mañana, hacia el amanecer, un hálito fresco pasó por mi rostro y oí una voz, tierna y segura, que me decía: "Hermano, ha comenzado la buena labor, contempla la demostración viviente que se inicia": Me quedé divagando acerca del significado de tal mensaje."

La explicación de esta curiosa experiencia de Andrew Jackson Davis se encuentra en los acontecimientos acaecidos en el hogar de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York (Estados Unidos), que llamaron definitivamente la atención pública precisamente a finales del mes de Marzo de 1848. Estos hechos dieron inicio a un movimiento que culminó con la Codificación del Espiritismo por Allan Kardec en Francia, acontecimiento sellado con la publicación en abril de 1857 del "Libro de los Espíritus", inaugurándose de esta manera una nueva etapa en el devenir evolutivo de la humanidad.

El término ESPIRITISMO fue creado por Kardec, quien le dio una definición concreta, precisa y ajustada: "Ciencia que estudia el origen, la naturaleza y destino del espíritu y sus relaciones con el mundo corporal" ("Qué es el Espiritismo", Preámbulo). Kardec añadió además que "el verdadero carácter del Espiritismo es el de una Ciencia y no el de una religión". ("Qué es el Espiritismo", Diálogo III).

Desde entonces el Espiritismo se fue extendido por el mundo. En algunos países, como el nuestro, tuvo su época de esplendor, en la que una pléyade de espíritas españoles dieron a la cultura una enorme contribución, liderando el pensamiento espírita de su época en el ámbito del habla hispana. Este tiempo dorado se vio, sin embargo, dramáticamente truncado por la guerra civil y la terrible dictadura que le siguió, pasando el Espiritismo en España a sobrevivir en las catacumbas. Hoy vivimos con esperanza un paulatino resurgimiento del Movimiento Espiritista en nuestro país, desarrollo que sin embargo topa con numerosos problemas, muchos de ellos relacionados con la singular época que nos toca vivir.

En el resto del mundo la situación del Movimiento Espiritista a principios del siglo XIX presenta, al igual que cualquier otro aspecto de la realidad, una imagen compleja y a veces hasta contradictoria. Energía y pujanza en algunos sitios y grandes resistencias y dificultades en otros. Por lo pronto la batuta no la llevan ahora los países europeos.

A pesar de todos los esfuerzos, la imagen que se tiene del Espiritismo en el ámbito popular no deja de ser poco menos que una caricatura de lo que éste es en verdad. Y hasta en las mismas filas del movimiento espiritista se constata una amplia gama de interpretaciones y posturas, a veces con conatos de enfrentamientos cuando no se miran las cosas desde una perspectiva más elevada, al margen de las pequeñas miserias humanas.

 

X - EL ESPIRITISMO Y LA CIENCIA

La Ciencia, en su concepción filosófica, es un "modo de conocimiento". Desde este punto de vista la ciencia no es ni puede ser materialista o espiritualista, la Ciencia simplemente investiga lo que ES y responde a lo que ES.

La Ciencia es un lenguaje universal que está por encima de creencias y filosofías. Aún así hay que reconocer que la Ciencia actual está colonizada y dominada por la visión materialista que impera todavía en el mundo. La Ciencia actual está en muchos aspectos pervertida porque la han forzado a reflejar la imagen condicionada que sus mismos portavoces mantienen.

El pensador norteamericano Herbert Spencer decía:

"Existe un principio que se resiste a toda información, que se resiste a toda argumentación, que nunca deja de mantener al hombre en una ignorancia perenne; ese principio es el de desestimar lo que no se ha investigado".

No hay nada más anticientífico que negar o afirmar a priori sin estudiar. En este sentido, la actitud de Kardec fue -a lo largo de toda su vida-, la actitud de un científico puro, no condicionado, libre, cuya única aspiración fue la búsqueda de la Verdad.

Kardec la única pretensión que albergaba era que el Espiritismo fuera considerado una más entre el conjunto de las Ciencias Naturales.

 

REFLEXIONES

 

DIOS no existe

DIOS ES

Andréia Vargas

andreiavargas@jpa.neoline.com.br

Periodista. Miembro de la ASSEPE

(Asociación de Estudios e Investigaciones

Espiritistas de João Pessoa) – Brasil

Traducción: Pura Argelich

Decir que algo existe es sentar precedentes de su inexistencia. La idea de existencia tiende a cosificar o personificar. Por eso, meditando sobre una conversación entre amigos, llegué a este pensamiento: ¡Dios no existe!

No, no soy atea. Quiero hablar aquí justo para aquellos que creen en un Ser, muy superior y poderoso, autor de todo cuanto se mueve, existe, se comunica, se entrelaza en el universo, del micro al macrocosmo; que cree en el mantenedor de todo equilibrio, de los sistemas, del caos al orden, en el presente, pasado y futuro.

La existencia es vulnerable. Si algo existe, está en algún lugar, bajo la acción del tiempo, del espacio, y si eso fuese atribuido a Dios, no podría ser él la suprema y soberana inteligencia, causa primera de todas las cosas.

Todavía hay la necesidad de decir que Dios existe. La existencia de un ser superior, que nos observa a todos, deja acorralados los instintos de maldad.

Aceptar la existencia de Dios es admitir que existe un ser superior que reprueba, condena. Es la idea de un padre que castiga al hijo por sus equivocaciones. Aún es necesario creer en un personaje represor para frenar la maldad. Así es con la idea del demonio; es mucho más cómodo atribuir a otro ente la maldad alojada en nuestro fuero interno o los reveses de nuestra existencia.

Tal vez, por eso, hubo una época en que hombres insatisfechos con la idea de ser juguetes de un ser que determinaba todo su destino, establecieron la muerte de Dios. Los filósofos existencialistas creían que Dios cercenaba toda la libertad de expresión del hombre. Con su muerte, las personas eran lo que eran, autores y responsables de sus actos.

Vino, entonces, la Doctrina Espiritista a decir que tenemos libre albedrío y que somos responsables del uso que hacemos de él. Pero ésta no es una simple concordancia con los existencialistas. El espiritismo no se deshizo de Dios.

Por la simple observación, tenemos que estar de acuerdo con el verdadero tratado sobre Dios que Allan Kardec escribe en el capítulo II de "La Génesis":

"todo efecto inteligente tiene que provenir de una causa inteligente". Ahora bien ¡la causa no existe; ella es! Ser es constante.

Dios es constante. Está creando constantemente; es la causa primera y constante de creaciones y más creaciones. Por eso, a partir de lo que no puede ser, Allan Kardec definió algunos atributos de Dios; la inmaterialidad e inmutabilidad –porque, como causa primera, no puede estar bajo las alteraciones físicas-; la eternidad –pues, si tuviese inicio, habría sido hecho de otra causa, muy superior-; la soberana y suprema inteligencia y omnipotencia –si fuese diferente, podríamos concebir un ser más inteligente y más poderoso-; soberana justicia y bondad –porque, si no fuese así, sería parcial y continuaríamos siendo juguetes de un ser más poderoso.

Para existir es preciso ser. El ser está antes de la existencia. Otro punto que está en contradicción con los existencialistas. El ser es esencia, fuerza motora para la acción de existir sobre y en el mundo ¡Actuamos sin existir! Pero no existimos sin ser. Algo no necesita existir si es. La existencia es fugaz. Si algo existe es porque alguna cosa lo generó. Existe, está allá, sea donde fuere, distante. Existe ahora, puede no existir después. Ser da la idea de penetrar todos los rincones del mundo, a todo y a todos; da idea de constancia, siempre; que actúa en todos los momentos. La verdadera providencia.

Por eso, a esta frase tan sartreana -Dios no existe-, complemento: ¡Dios es!

(Extraído de la revista Opinião -Órgano del Centro Cultural Espírita de Porto Alegre "CCEPA", No. 120, Junio 2005. Sección "Enfoque").

 

 

INFORMACIÓN

► IV JORNADA ESPIRITISTA DE BARCELONA

El sábado, 29 de Abril de 2006, tendrá lugar la celebración de la "IV Jornada Espiritista de Barcelona", bajo la organización del Centre Espirita Amàlia Domingo Soler.

Dicho acto, tendrá lugar en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), calle Montalegre, 5, y su duración será de las 09.30 a las 19.30hrs.

Los interesados pueden obtener más información a través del teléfono: 665 312687.

► CCEPA – 70 AÑOS

El Centro Cultural Espírita de Porto Alegre (CCEPA), que ingresó en la Confederación Espirita Panamericana (CEPA) el 8 de Julio de 1995, cumplirá 70 años el día 23 de Abril de este año.

Su presidente, Maurice Herbert Jones informa que ya se está elaborando la programación del aniversario. Aprovechando dicha celebración, tendrá lugar el lanzamiento del libro:

"Da Religião Espírita ao Laicismo – a trajetória do Centro Cultural Espírita de Porto Alegre"

(De la Religión Espiritista al Laicismo - la trayectoria del Centro Cultural Espírita de Porto Alegre)

elaborado por Salomão Jacob Benchaya, en el que, aparte de presentar una panorámica histórica de esa tradicional institución gaucha, están descritas sus principales experiencias, su participación e influencia en el movimiento espiritista y el proceso de "kardequización" de su programa.

Nuestra cordial enhorabuena por tal celebración, deseando al CCEPA prosiga en la tarea de una divulgación seria y constructiva de esta filosofía de vida que es el Espiritismo.

ACTIVIDADES PÚBLICAS

Conferencias públicas en el CBCE, a las 6 de la tarde, de los sábados siguientes:

08 de Abril : La Ley del Progreso y el "mundo material".

22 de Abril : Calidad mediúmnica en relación al nivel moral del médium.

13 de Mayo : Fluidoterapia.

27 de Mayo : Historia de la prensa espiritista en España.

17 de Junio : Tramas del destino.

08 de Julio : Optimización de los recursos del ser encarnado.

22 de Julio : El ansia por la libertad.