Flama Espírita – Any XXV -  Nº. 116 – Abril / Juny 2005

Caixa de texto:  CENTRE BARCELONÈS DE CULTURA ESPIRITA ¡ C. NIZA, 18-20 - SOT. 3ª ¡ 08024 BARCELONA ¡ ESPAÑA

 

 

EDITORIAL

 

ES DE BIEN NACIDO…

 

“Es de bien nacido el ser agradecido”, reza el refrán; y el Centre Barcelonès de Cultura Espirita, después de 25 años de andadura, no puede olvidar a todos aquellos que han acompañado su trayectoria, y han brindado esfuerzo, afecto, compañía, recursos,…

 

El 28 de junio de 1980, el CBCE dio su primer paso oficial; aunque desde 1976 ya se había empezado a gestar todo lo que tomaría cuerpo en esa fecha del mes de junio de hace un cuarto de siglo. Meses anteriores a ese momento, después de haber compartido horas nocturnas dedicadas al estudio y también a la mediumnidad, Josep Casanovas Llardent lanzó la idea de que aquel grupo de amigos se convirtiera en algo más estable y con mayor proyección de futuro. Transcurrido ese lapso de tiempo el núcleo inicial, junto a familiares y amigos, realizó aquel acto fundacional. A partir de entonces se han venido sucedido reuniones, conferencias,… siempre vinculadas al pensamiento del Fundador del Espiritismo, (al menos, así se ha intentado).

 

Así pues, la trayectoria del CBCE parte y se sustenta de y en las ideas de Allan Kardec, en un intento de transmitir las mismas con un máximo nivel de rigor doctrinario, aspecto que siempre ha sido -y siempre será, tan bien como sepamos- irrenunciable para este Centre Barcelonès.

 

A pesar de estas buenas intenciones, no podemos llamarnos a engaño: los logros son modestos en cantidad; aunque tenemos la ilusión -tal vez infundada- de que la fidelidad a la Idea ha sido salvaguardada con la máxima dignidad posible. Dignidad sustentada en gran medida por la transparencia doctrinaria preconizada por Josep Casanovas, como buen exegeta que es de la enseñanza del Maestro de Lyón. Probablemente el perfil doctrinario de los dirigentes de esta Institución no ha sido proclive a la proliferación de  asociados. Quizás con actitudes más complacientes y

 

permisivas, se hubiera conseguido mayor número de asistentes, pero en detrimento del respeto doctrinario. Sin embargo, no obviamos reconocer que algunos factores -de índole personal y profesional- no han ayudado a dedicar más tiempo y, por lo tanto, a saber enfocar de manera más atractiva el estudio y divulgación de la Obra de Kardec, y demás autores espiritistas.

 

Decíamos que “es de bien nacido el ser agradecido”, en consecuencia, es obligado -y, al mismo tiempo, es un gran placer- recordar con sincero reconocimiento a todos aquellos que nos han acompañado a lo largo de estos años:

§   A los que ofrecieron cobijo, nombre y afecto, en los primeros momentos, y que mencionamos por orden cronológico de desencarnación: Zacarías Santamaría, Liborio Calvo, María Gaset, Jeremías Argelich y Victoria Minguella.

§   A aquellos que fueron parte del grupo fundacional, y que, después de largo tiempo de colaboración, por diversas circunstancias de la vida, tuvieron que cesar en su participación: Jaume Casanovas Llardent, María del Carme Prats, Jaume Casanova Abellán, Dina Gracia, Pere Lluïs Cadenas,…

§   También a los asistentes pertinaces y entusiastas que ya partieron al mundo espiritual, Josep Maria Vila, José Sánchez, Ángeles García (todo un ejemplo de esfuerzo y sacrificio), Salvador Sanchís, entre otros.

§   Con entrañable gratitud y afecto para quienes sus responsabilidades profesionales condujeron a nuestra ciudad, colaborando con gran dedicación en nuestras actividades: Ciro Pirondi (creador tanto del diseño del logotipo de Flama Espirita como del de los 25 años) y Leliane Annunziato; Almerinda Augusta Carvalho, … Todos ellos son miembros, en la distancia -que no distantes- del CBCE.

§   Y ¡cómo no!, debemos reconocer y agradecer la gran aportación de dirigentes y tribunos espiritistas de otros países, que nos vienen ofreciendo desde entonces su amistad y apoyo: Divaldo Pereira Franco (que dio la primera conferencia en Barcelona sobre espiritismo hace ya 28 años), Nilson de Souza Pereira, Juan Antonio Durante, Jaci Régis, Jon Aizpúrua y, recientemente, Milton Medrán.

§   Finalmente, nuestro profundo agradecimiento a todos quienes nos acompañan -con constancia o esporádicamente- en nuestras actividades, y que son uno de los mejores motivos de la existencia del Centro.

§   En otro orden de cosas, no sería noble dejar de citar nuestra gratitud a los miembros desencarnados que forman parte del equipo que conforma el Centre Barcelonès de Cultura Espirita, por su compañía, protección y afecto.

 

 

PRÓLOGO A “EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS”

 

 

Como cada año por estas fechas, es de obligada mención el 18 de Abril, día del año 1857 en que Allan Kardec publicó la obra capital del Espiritismo, “El Libro de los Espíritus”.

 

En esta ocasión nos place reproducir en el presente ejemplar, el Prólogo que la traductora al inglés de las obras de Allan Kardec, Anna Blackwell, incluyó en “The Spirits’ Book” (libro editado por Psychic Press Ltd., 23, Great Queen Street, London WC2B 5BB). Dicho prefacio está fechado en París, año 1875.

 

 

TRANSLATOR’S PREFACE

Prefacio de la Traductora

 

Anna Blackwell

París, 1875

Traducción: Clara de la Torre i Brualla

 

Al presentar a los compatriotas un trabajo que ya hace mucho tiempo ha obtenido una amplia aceptación en el continente, la traductora ha creído que podría ser de interés para los lectores ingleses una breve información sobre la vida del autor y sus circunstancias.

 

 

Léon-Dénizarth-Hippolyte Rivail[1], más conocido por su seudónimo de Allan Kardec, nació en Lyón el 4 de octubre de 1804, en el seno de una antigua familia de Bourg-en-Bresse que durante muchas generaciones se distinguió honorablemente en la magistratura y abogacía. Su padre, al igual que el abuelo, fue un abogado de buena reputación y gran carácter; su madre, extraordinariamente bella, bien educada, elegante y amable, fue objeto, por parte de Allan Kardec, de un afecto profundo y venerable a lo largo de toda su vida.

 

Educado en el Instituto Pestalozzi, en Yverdun (Canton de Vaud), adquirió muy pronto el hábito de la investigación y la libertad de pensamiento que al final de su vida lo destinaron a proporcionar un ejemplo tan impresionante.  Dotado  por  la  naturaleza  de una pasión por la enseñanza, a la cual se dedicó desde los 14 años, ayudó en sus estudios a aquellos compañeros que iban más retrasados. Era tal su afición por la botánica, que a menudo pasaba el día entero por las montañas, caminando de 30 a 45 Kms., con una cartera en la espalda, buscando especies para su herbario.

 

Nacido en un país católico, pero educado en uno de protestante, comenzó, mientras era aún un muchacho, a meditar en el significado de llevar unidad a las creencias de las diferentes ramas del cristianismo; un proyecto de reforma religiosa en el que trabajó en silencio durante muchos años, pero sin éxito al no tener en sus manos los elementos de la solución deseada.

 

Después de acabar sus estudios en Yverdun, volvió a Lyón en 1824, con la intención de dedicarse a la ley; pero diversos actos de intolerancia religiosa, a los cuales se vio inesperadamente sometido, lo condujeron a renunciar al ejercicio de la abogacía. Se domicilió en París, donde se dedicó a traducir al alemán Telemachus y otros libros juveniles escritos en francés. Después de haber pensado prolongadamente sobre su carrera, compró, en 1828, un gran y floreciente centro educativo para muchachos que le llevó al trabajo de la enseñanza; al que, por sus gustos y conocimientos él era particularmente apto.  En 1830 alquiló, con su dinero, una gran sala en la calle de Sèvres, donde inició ciclos de conferencias gratuitas sobre química, física, anatomía comparada y astronomía. Siguió con las conferencias a lo largo de diez años, cosechando grandes éxitos, reuniendo un auditorio de unas quinientas personas de todas las clases sociales, muchas de las cuales han llegado a ser después eminencias en el mundo científico.

 

Siempre deseoso de dar una instrucción atractiva, así como provechosa, él inventó un ingenioso método de cómputo, y construyó una tabla memotécnica de Historia Francesa, para ayudar a los estudiantes a memorizar eventos remarcables y descubrimientos de cada reinado.

 

De entre los numerosos trabajos educativos que publicó, podemos mencionar: Un Plan para la Mejora de la Enseñanza Pública, que fue presentado por él en 1828 en la Cámara Legislativa Francesa, la cual lo alabó mucho aunque no siguió este plan; Un Curso de Aritmética Teórica y Práctica, sobre el Sistema Pestalozziano para el uso de Maestros y Madres (1829); Una Gramática Clásica de la Lengua Francesa (1831); Un Manual para el uso de Candidatos a Examen en las Escuelas Públicas, con Soluciones Aclaratorias de diversos Problemas de Aritmética y Geometría (1848); Dictados normales para Exámenes del Ayuntamiento y la Sorbona, con Dictados Especiales sobre Dificultades Ortográficas (1849). Estos trabajos, altamente estimados en la época de su publicación, aún se utilizan en muchas escuelas francesas. Antes de morir su autor estaba preparando nuevas ediciones de algunos de estos libros.

 

Fue miembro de varias sociedades científicas; entre otras, de la Real Sociedad de Arras, la cual le galardonó, en 1831, con el Premio de Honor por su extraordinario ensayo sobre “¿Cuál es el Sistema  de  Estudio  más  en  Armonía  con  las Necesidades de la Época?”. Fue durante varios

años secretario de la Sociedad Frenológica de París y tomó parte activa en los trabajos de la Sociedad de Magnetismo, dedicando mucho tiempo a la investigación práctica del sonambulismo, trance, clarividencia  y de  diversos fenómenos  conectados  con  la  acción mesmérica. Este breve

 

perfil de sus trabajos será suficiente para demostrar su actividad mental, la variedad de sus conocimientos, el giro eminentemente práctico de su mente, y su constante esfuerzo para ser útil a sus colegas.

 

Cuando en 1850 el fenómeno de las “mesas giratorias” llamaba la atención de Europa e iniciándose él en el otro fenómeno que se conocía como “espiritista”, rápidamente adivinó la naturaleza real de estos fenómenos, como una prueba de la existencia de un orden de relaciones hasta ahora sospechadas más que conocidas. Un orden que unía los mundos visible e invisible. Previendo la inmensa importancia, para la ciencia y la religión, de tanta extensión en el campo de la observación humana, entró de repente en la cuidadosa observación del nuevo fenómeno.

 

Un amigo suyo tenía dos hermanas que se habían convertido en lo que ahora se llama “médiums”. Ellas eran unas muchachas alegres, llenas de vida y amables, aficionadas a la sociedad, bailes y entretenimientos, y habitualmente recibían, cuando realizaban una sesión para ellas o sus jóvenes compañeros, “comunicaciones” en armonía con una disposición mundana y frívola. Pero, sorprendentemente para todos los interesados, se comprobó que cuando él estaba presente los mensajes transmitidos a través de las jóvenes eran de un carácter grave y serio; y que al interrogar a las inteligencias invisibles acerca de la causa de tal cambio, respondieron que “espíritus de un orden mucho más elevado de los que habitualmente se comunicaban a través de las dos jóvenes médiums venían expresamente para él, y lo continuarían haciendo, para capacitarlo en el cumplimiento de una importante misión religiosa”.

 

Atónito por esta revelación tan inesperada, inmediatamente procedió a probar su identidad realizando una serie de preguntas progresivas sobre diversos problemas de la vida humana y del universo en el que nos encontramos, y las formuló a sus interlocutores invisibles, recibiendo sus respuestas a través del mismo instrumento que eran las dos jóvenes médiums, quienes voluntariamente consintieron en dedicar un par de noches cada semana a este propósito, recibiendo, a  través de  golpes de mesa y escritura en “planchettes”, las respuestas que se convirtieron en la base de la teoría espiritista, y las cuales las muchachas difícilmente podían apreciar o inventar.

 

Cuando estas conversaciones ya venían sucediéndose a lo largo de casi dos años, un día él comentó a su mujer, con referencia a la manifestación de estas opiniones, las cuales ella seguía con inteligente comprensión: “¡Qué cosa tan curiosa! Mis conversaciones con las inteligencias invisibles han revolucionado completamente mis ideas y convicciones. Las instrucciones que nos transmiten constituyen una nueva y completa teoría de la vida humana, del deber, y del destino, las cuales se me presentan siendo perfectamente racionales y coherentes, admirablemente lúcidas y consoladoras, e intensamente interesantes. Tengo en mente publicar estas conversaciones en un libro; porque me parece que lo que me interesa tan profundamente a mí también puede interesar a los otros”.

 

Su mujer aprobó la idea con entusiasmo, a continuación la sometió a sus interlocutores invisibles, que respondieron, de la manera habitual, que fueron ellos los que se lo sugirieron a su mente, que sus comunicaciones habían sido hechas a él, pero no sólo para él, sino con la expresa intención de ser dadas a conocer al mundo como él se había propuesto hacer, y que había llegado la hora de llevarlo a término. “En el libro en el que incorporarás nuestras instrucciones”, continuó la comunicación inteligente, “le darás, como si fuera nuestro trabajo más que el tuyo, el título de El Libro de los Espíritus; y lo publicarás, no bajo tu propio nombre, sino bajo el seudónimo de ALLAN KARDEC [2]. Mantendrás tu nombre Rivail para tus propios libros ya publicados; pero tomarás y guardarás el nombre que te hemos dado ahora para el libro que estás a punto de publicar por cuenta nuestra, y, en general, para todos aquellos trabajos que tendrás que hacer para el cumplimiento de la misión la cual, tal y como te hemos dicho, te ha sido confiada por la Providencia, y que gradualmente se te mostrará antes de que tú lo escribas bajo nuestra dirección”.

 

El libro producido y publicado vendido con gran rapidez, hizo conversos no sólo en Francia, sino en todo el continente, y convirtiendo el nombre de ALLAN KARDEC en  “un nombre conocidísimo”

 

 

para los lectores que sólo sabían de él en relación con este libro; de tal manera que desde  entonces ha sido nombrado sólo por este nombre, con excepción de sus viejos amigos personales, con los que él y su mujer siempre mantuvieron su nombre familiar. Poco después de su publicación, fundó La Sociedad Parisiense de Estudios Psicológicos [3], de la cual fue Presidente hasta su muerte, y que se reunió cada viernes por la noche en su casa, con el propósito de obtener de los espíritus, a través de médiums escribientes, enseñanzas y aclaraciones de la verdad y del deber. También fundó y editó hasta su muerte una revista mensual titulada “La Revue Spirite, Periódico de Estudios Psicológicos” [4], dedicada a la defensa de las opiniones sustentadas en El Libro de los Espíritus.

 

Asociaciones similares se crearon rápidamente por todo el mundo. Muchas de ellas publicaban diarios de mayor o menor importancia a favor de la nueva doctrina; y todas ellas transmitían a la Sociedad Parisiense las comunicaciones espiritistas más destacadas recibidas por ellas. Una gran cantidad de espíritus-maestros, únicos tanto en cantidad como en la variedad de su procedencia, encontraron su camino en manos de Allan Kardec, por quien fue estudiado, cotejado, coordinado, con celo y devoción incansables a lo largo de quince años. Con los materiales así encontrados por él en cualquier lugar del mundo amplió y completó El Libro de los Espíritus, bajo la dirección de los espíritus que originalmente se lo habían dictado;  la “Edición Revisada” de este trabajo, editada por él en 1857 (“Prefacio de la Edición Revisada”, pg. 23) se ha convertido en el libro de texto más reconocido por las escuelas de Filosofía Espiritualista, tan íntimamente ligadas a su nombre. Más adelante recopiló cuatro libros más: El Libro de los Médiums (un tratado práctico de mediumnidad y evocaciones), 1861; El Evangelio según el Espiritismo (una exposición de moralidad desde el punto de vista espiritista), 1864; Cielo e Infierno (una reivindicación de la justicia del gobierno divino de la raza humana), 1865; y Génesis (demostrando la concordancia de la teoría espiritista con los descubrimientos de la ciencia moderna y a tenor general de la Ley de Moisés explicada por espíritus), 1867. También publicó dos tratados cortos, titulados ¿Qué es Espiritismo? y Espiritismo Reducido a su más Simple Expresión.

 

Debemos remarcar, en referencia con los trabajos acabados de nombrar, que Allan Kardec no era un “médium”, y, fue consecuentemente obligado a aprovecharse de la mediumnidad de otros para obtener las comunicaciones de los espíritus con los que dichas personas estaban involucradas. La teoría de la vida y sus obligaciones, tan íntimamente conectada con su nombre y sus obras que frecuentemente es erróneamente atribuida al producto de su sola mente o de los espíritus directamente conectados con él, está, por lo tanto, más lejos de ser la expresión de una opinión personal o individual que de cualquier otra teoría espiritualista propugnada hasta ahora; ya que la base de la filosofía religiosa que sustentan sus obras no es, de ninguna manera, el producto de su propia inteligencia, sino que es tan nueva para él como para sus lectores, habiendo llegado a sus manos progresivamente de manera convergente de una multitud de espíritus, a través de miles de médiums, desconocidos entre ellos, pertenecientes a diferentes países, y de todas las clases sociales.

 

Físicamente, Allan Kardec era de peso medio. Por su constitución fuerte, cabeza grande, redonda, maciza, con facciones muy marcadas, y ojos gris claro, parecía más bien alemán que francés. Enérgico y perseverante, pero con un carácter tranquilo, prudente, y nada imaginativo casi frío, incrédulo por naturaleza y por educación, concienzudo, un razonador lógico, y eminentemente práctico en pensamiento y de hecho, estaba igualmente lejos del misticismo que del fanatismo. Libre de ambición, indiferente a la lujuria y a la exhibición, la renta baja que obtenía con la enseñanza y de la venta de sus obras era bastante para el simple estilo de vida que había adoptado, y le permitía dedicar la totalidad de los beneficios provenientes de la venta de libros espiritistas y de la Revista Espiritista a la propagación del movimiento iniciado por él. Su excelente esposa le evitaba todas las preocupaciones domésticas y mundanas, y así le permitía consagrarse por completo a la tarea que él creía que le había sido encomendada, y la cuál llevó a término con incansable dedicación, excluyendo todas las ocupaciones, intereses y compañías ajenas, desde la primera  vez  que  la  emprendió  hasta  su muerte.  No hizo visitas más allá del pequeño círculo de

amigos íntimos, y muy raramente se ausentó  de  París, pasando  los  inviernos en el corazón de la

 

 

ciudad, en las habitaciones donde él publicó su Revista, y los veranos en Vila Segur, un pequeño retiro semirrural que había sido construido y planificado como el hogar de su vejez y el de su mujer, en la región suburbana detrás del Campo de Marte, ahora  cruzada por  todos lados por avenidas y

rápidamente urbanizadas, pero en aquel tiempo era una especie de tierra perdida que aún podía pasar por “el campo”.

 

Grave, lento al hablar, modesto en las maneras, con una quieta dignidad resultante de la seriedad y de la individualidad de pensamiento, las cuales eran rasgos característicos de su personalidad, nunca ni buscando ni evitando las discusiones, pero nunca ofreciendo voluntariamente ningún comentario sobre la materia a la cual había  dedicado la vida, recibía  con  afabilidad  los innumerables  visitantes  de  todas  las partes del mundo que venían a conversar con él para observar los puntos de vista de los cuales él era reconocido exponente, contestando a las preguntas y objeciones, explicando las dificultades, y dando información a todos los interlocutores serios, con los cuales hablaba con libertad y animación; iluminándose su cara, ocasionalmente, con una genial y agradable sonrisa. Tal era su sobriedad que nunca fue visto riendo.

 

Entre los miles de personas por las que fue visitado había muchos de clase alta, y de los mundos literario, artístico y científico. El Emperador Napoleón III, cuyo interés por los fenómenos espiritistas no es ningún misterio, envió a buscarlo muchas veces, y mantuvieron largas conversaciones en las Tullerías sobre las doctrinas contenidas en El Libro de los Espíritus.

 

Después de sufrir muchos años una enfermedad del corazón, Allan Kardec diseñó, en 1869, un plan para una nueva organización espiritista, que debería llevar a término el trabajo propagandístico después de su muerte. Para asegurar su existencia, dándole un status legal y comercial, determinó fundar una compañía para la venta y publicación de libros, constituyendo una sociedad limitada responsable, por un período de noventa y nueve años, con poder para comprar y vender, para distribuir las existencias, recibir donaciones y legados, etc. A esta sociedad que debía ser llamada “Compañía del Conjunto de Existencias por la Continuación de los Trabajos de Allan Kardec”, intentó legar los derechos de autor de sus escritos espiritistas y de la Revista Espiritista.

 

Pero Allan Kardec no estaba destinado a ser testimonio de la realización del proyecto en el cual puso un interés tan profundo, y el cual fue llevado a término con total exactitud por su viuda.

 

El 31 de marzo de 1869, justo habiendo acabado de diseñar la constitución y las reglas de la sociedad que había de tomar su relevo, ya que él preveía que pronto sería substituido, estaba sentado en su silla habitual del escritorio, en las habitaciones de la Calle Santa Ana, y mientras ataba un montón de papeles, fue cuando se terminó su intensa vida por la rotura de un aneurisma, que padecía hacía tiempo.

 

Su tránsito de la tierra al mundo del espíritu, con el que tan próximamente se había identificado, fue instantáneo, sin dolor, sin un signo o un temblor; un tranquilo dormirse y un final que armonizaba con su vida.

 

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Montmartre, en presencia de un gran número de amigos, cientos de los cuales se encuentran allá cada año, en el aniversario de su traspaso, dicen unas palabras conmemorativas, y dejan flores frescas y coronas en su tumba, como es habitual en los cementerios Continentales.

 

Es imposible decir con exactitud el número de los que han adoptado los puntos de vista sostenidos por Allan Kardec; estimados por ellos mismos en muchos millones, son indudablemente numerosísimos. Las publicaciones periódicas dedicadas a la defensa de los puntos de vista en diversos países, unos cuarenta, se unen a las que constantemente van apareciendo. La muerte de Allan Kardec no ha debilitado la aceptación de la doctrina sostenida por él, y la cual es aceptada por aquellos que la mantienen como la base, pero sólo la base, del nuevo desarrollo de la verdad religiosa predicada por Cristo; el comienzo de la revelación prometida de “muchas cosas” que fue “mantenida en secreto desde la fundación del mundo”, y para el conocimiento de la raza humana la cual “no estaba aún preparada” en ese momento para tal predicción.

 

 

 

Ejecutando, con escrupulosa fidelidad, la tarea que le había sido confiada por Allan Kardec, la traductora ha seguido, en todas las citas del Nuevo Testamento, la versión del Maistre de Sacy, la que siempre ha sido utilizada por Allan Kardec.

 

 

EL DÍA DEL LIBRO

 

La celebración, por primera vez, del “Día del Libro”, tuvo lugar el 7 de Octubre de 1926, conmemorando el nacimiento por aquellas fechas, pero del año 1547, de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha”. Sin embargo, en Abril de 1930, se acordó cambiarla al día 23, cuando falleció Cervantes, pero en el año 1616.

A partir de ese momento en Barcelona se celebró con un aire mucho más festivo y popular que en otras ciudades, pero la guerra civil española dificultó, naturalmente, esta celebración, y el “Dia del Llibre” (tal como se dice en catalán) no tuvo el impulso deseado hasta 1950.

En la Unión Internacional de Editores pensaron presentar la propuesta de celebrar el 23 de Abril el Día del Libro, en todo el mundo

En 1995, la UNESCO instituyó a instancias del Gobierno de Catalunya, La Generalitat, el día 23 de Abril como el DIA MUNDIAL DEL LIBRO

También en esa misma fecha del citado año 1616, falleció William Shakespeare.

 

Sirva esta introducción para presentar el artículo siguiente.

 

El EJEMPLO DE LOS LIBROS:                       Reflexión, de Carlos Grossini

Coordinador del Grupo de Estudios Espiritistas del

“Centro Cultural Espírita de Porto Alegre”

Porto Alegre, Brasil

Extraído de “Opinião”, nº. 110, Junio 2004

Traducción: Pura Argelich

 

          (…)

          Los libros respetan totalmente nuestro libre albedrío, pues incluso ante nuestra indiferencia permanecen atentos a nuestra espera, y después de descubiertos, toleran muy bien nuestro ritmo de lectura, sea cual fuere.

          Los libros son pacientes, nunca reclaman cuando nos olvidamos de lo leído y volvemos a recorrer sus páginas para recordar algo, ya leído y olvidado, que encontramos muy importante.

          Los libros son discretos, no invaden nuestro correo electrónico y tampoco abren anuncios emergentes indeseables ante nuestros ojos.

          Esos amigos nuestros, los libros, están permanentemente a nuestra disposición y, al abrir una de sus páginas, será casi imposible que nos encontremos con un mensaje que diga: “esta página no está disponible en este momento”.

          Pienso, por lo tanto, que tenemos mucho que aprender con los libros y, en ese caso, no me estoy refiriendo al contenido propiamente dicho y sí a la forma con que este contenido llega hasta nosotros: para unos, más pronto, para otros, más tarde. Esa temporalidad pasa en tal caso a ser secundaria, pues los libros no perecen y ni siquiera esperan el mejor momento para darse a conocer. Actúan de forma diferente, quedan a disposición de nuestra elección, lo que generalmente ocurre en el momento oportuno de cada uno.

          Ahora estoy imaginando que nosotros podríamos intentar orientarnos por el ejemplo que los libros nos dan, respetando con paciencia, discreción y disponibilidad el momento de cada cual.

          También será importante aceptar, que las personas, como con los libros, nos abandonen antes de lo esperado, sin que por eso nos quedemos enojados, pues lo que ocurrió solamente fue provocado por el desinterés de quien nos acompañaba.

          Los libros nos aman pero nunca nos lo exteriorizaron. Y eso porque quien los creó, pensó, pensó y decidió que ellos permaneciesen siempre en silencio.

          Creo que ésta es la mayor lección de los libros: el amor incondicional, en caso de que esta expresión no sea redundante.

          Y ahora, ¿qué podemos hacer? Sugiero ir al encuentro de estos amigos nuestros, lo libros. No para recuperar el tiempo perdido, pero sí para mejorar el tiempo que tenemos aún por vivir, ya que de todo lo que leí hasta ahora, éste fue el mejor descubrimiento que a través de los libros conseguí.

 

  

INFORMACIÓN

 

► NUEVA EDICIÓN DE “EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS”

 

En este mes de Abril ha sido publicada una nueva edición de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, por parte de Ediciones Abraxas (Apartado de Correos, 24.224 – 08080 Barcelona, España, abraxas@abraxasediciones.com).

 

Esta publicación, con ISBN 84-96196-34-8, de cuidada presentación y calidad, tiene un formato de 22,50 x 15, con un total de 382 páginas. Puede adquirirse en la mayoría de las librerías y, en especial, las dedicadas a esta temática, tanto en nuestro país como en los países de habla hispana. Su precio de catálogo es de 14,50 Euros.

 

El Centre Barcelonès de Cultura Espirita, al igual que hizo con la reedición por parte de la misma Editora, de “El Libro de los Espíritus”, en Febrero de 2002, ha colaborado en ésta con un Prólogo que ya fue publicado en el número 114 de Flama Espirita (Oct./Dicbre. 2004).

 

► POSTGRADO EN PEDAGOGÍA ESPIRITISTA

 

Dora Incontri, Doctora en Pedagogía, y escritora espiritista, coordinará el 1er. Curso de Postgrado en Pedagogía Espiritista, que tendrá lugar en la Universidad Santa Cecília (Santos), los sábados, de las 09 a las 18 hrs., desde el 5 de Marzo de 2005 a Julio de 2006.

 

Recogemos la noticia del periódico Opinião, en su ejemplar nº. 116, (Porto Alegre - Brasil), que valora la celebración de este primer curso como “un momento histórico”. Éste surgió como consecuencia natural del Congreso de Pedagogía Espiritista, realizado el año pasado, en la Universidad Santa Cecília, de Santos (São Paulo), también bajo la coordinación de la pedagoga espiritista citada.

 

ACTIVIDADES PÚBLICAS

Conferencias públicas que tendrán lugar en el Centro, a las 6 de la tarde, los sábados siguientes:

 

07 de Mayo       : Fisiología de la mediumnidad.

21 de Mayo       : Las leyes de la comunicación mediúmnica.

04 de Junio        : Detección de fraudes, engaños y mistificaciones en las comunicaciones

                             mediúmnicas.

Caixa de texto:  
FLAMA ESPIRITA és de distribució gratuïta. Si saps d’algú 
a qui pugui interessar, comunica’ns-ho i l’hi enviarem.
 
 
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Casterás, 11 bjos.
08028 BARCELONA
 
 
 
 

 

18 de Junio        : Usted, el pensamiento y los espíritus.

 

02 de Julio         : Equilibrio espiritual y equilibrio material.

16 de Julio         : Logros del Espiritismo.

17 de Septbre.   : De la materia al espíritu.


 

[1]  En Flama Espirita 102 (Octubre/Diciembre 2001) editamos un artículo publicado en la revista “Reformador”, nº. 2.052, (Marzo 2000), titulado: “Allan Kardec y su nombre civil”, en el que se informaba por parte de su autor, Washington Luiz Nogueira Fernández, después de diversas investigaciones y consulta de documentos oficiales, como el nombre de pila de Allan Kardec estaba registrado, en el certificado de nacimiento, en orden diferente. Observamos que Anna Blackwell, en este Prefacio, lo escribe en otro orden, también distinto, al indicado en el artículo que se publicó en “Reformador”. Por lo visto hubo cierta confusión al respecto.

[2] Un antiguo nombre bretón de su familia materna (Nota de Anna Blackwell).

[3] En realidad fue “La Sociedad Parisiense de Estudios Espiritas”.

[4] El nombre exacto que figura en la portada de la revista es: “La Revue Spirite, Journal d’Études Psychologiques et de         Spiritualisme Expérimental”. Fundada por Allan Kardec, en el año de 1858.