Flama Espirita – Any XXIV -  Nº. 114 – Oct. / Des. 2004

2004 – Año del bicentenario de Allan Kardec (1804-1869)

KARDEC: EL MITO Y EL HOMBRE

Milton Medran Moreira

medran@pro.via-rs.com.br

Abogado y periodista

Presidente de la Cepa

Traducción: PAM

Quien va a París de turismo necesariamente cumple un trayecto que incluye puntos como la Tour Eiffel, el Arco del Triunfo, la Catedral de Notre Dame y algunos otros iconos de la Ciudad de la Luz. Sin embargo, que nadie se extrañe al encontrar en las sugerencias a los paseos la visita a un cementerio: el de Père-Lachaise. Es la más famosa necrópolis del mundo. Allá están sepultados restos mortales de decenas de artistas, escritores y filósofos como Edith Piaf, Marcel Proust, Balzac, Chopin y muchos otros. Pero, de todos los túmulos el más visitado es el de Allan Kardec. Permanentemente llena de flores, la sepultura, que tiene la forma de un dolmen, sobresale en el mapa del paseo público. En ella, entre otras inscripciones, una sentencia que sintetiza con mucha fidelidad el pensamiento de aquella personalidad, nacida el 3 de Octubre de 1804, en la ciudad de Lyon, y fallecida en París el 31 de Marzo de 1869: "Nacer, morir, renacer y progresar sin fin. Tal es la ley".

Hace algunos años, cuando allá estuve, decidí entrevistar a un hombre que meditaba delante de aquel monumento. Pregunté si sabía quién fue Kardec. Me respondió: "No hay en París quien no lo conozca". Continué la entrevista, indagando si conocía su obra, a lo que me contestó: "No, no conozco nada que ese hombre haya escrito".

En el diálogo que con él establecí, supe un poco más sobre aquel típico parisiense. Por ejemplo: él no tenía ninguna creencia y, tampoco, se preocupaba con cuestiones como la existencia de Dios, vida después de la muerte, si hay o no espíritus y si éstos pueden, de alguna forma, comunicarse con los hombres. Pero, me dijo, que elegía de vez en cuando aquel sitio para, allá, en silencio, encontrarse consigo mismo. No conocía un lugar mejor para meditar.

Mi entrevistado de Père-Lachaise, a diferencia de un gran contingente de estudiosos y pensadores principalmente brasileños y de otros países de América, hiciera de la personalidad, cuyo cuerpo allí estaba sepultado, un mito, pero en realidad nada sabía acerca del hombre. Éste, además, es el sino de algunas personalidades que, en su tiempo, avanzan trabajando

 

conceptos situados en paradigmas que piden plazo para entrar en vigencia: durante algún tiempo el mito en que las transforman, o el loco por quien las toman, impiden verlas como el ser humano que, cada uno, efectivamente es.

En este 3 de octubre de 2004, se conmemora el bicentenario del nacimiento del pedagogo francés Hippolyte Léon Denizard Rivail. Con el pseudónimo de Allan Kardec, lanzaría, en 1857, un nuevo concepto de hombre, partiendo de la realidad, para él fundamental, del espíritu. El método que propone transfiere la cuestión del espíritu del terreno de la fe para situarla en el amplio campo de la experimentación científica. Sistematizando lo que llamó espiritismo, lo conceptuó, por eso mismo, como una ciencia. No una ciencia estéril, sino una ciencia generadora de un tipo de conocimiento ético y moralmente transformador, capaz de tornar el hombre más fraterno y, por lo tanto, más feliz. Una propuesta poco compatible con nuestro tiempo. Lo que, a su vez, permite todavía que se tenga a su autor mucho más como mito que como el gran hombre que fue.

 

REFLEXIONES

¿Qué es lo que el Espiritismo puede hacer?

Editorial

Del periódico "Abertura", nº. 183, Julio 2003

Santos, Brasil

Traducción: PAM

No hay dudas en lo que concierne a la variedad de conflictos y pensamientos que dominan a la sociedad humana. Existen señales evidentes del desequilibrio individual y colectivo en el cultivo de los ideales más simples.

Incluso los menos inteligentes, comprenden que la sociedad vive del equilibrio de las energías de cada uno y del deseo de cada uno de practicar lo que se sabe sobre la convivencia, la honestidad y el buen carácter.

Sin embargo, esos ideales incrustados en la mente en general, se ven sacudidos y postergados profundamente por la insurrección de problemas psicológicos, y por el resultado de la creencia en los valores humanos y morales y la inseguridad no sólo social sino íntima.

En ese panorama real, pero factible de rehabilitación, ¿qué papel puede desempeñar el Espiritismo?

Él puede ser un áncora para los que se sientan frustrados con la vida, con los liderazgos, con las religiones.

Los postulados espíritas, que Allan Kardec supo colocar muy bien con transparencia y objetividad, son básicos para una forma de vivir más armónica, porque amplían los horizontes de la vida, consolidan la esperanza y reafirman la naturaleza espiritual del hombre.

No obstante, solamente serán útiles si sabemos utilizar el lenguaje apropiado, huyendo de la vulgaridad y del ideario meramente consolador -que significa muchas veces puro paliativo- y dirigiendo nuestro pensamiento hacia la solidez de los enunciados kardecistas, sobre el hombre, el mundo, Dios y el futuro, sin decantarnos al sentimentalismo, a la nostalgia e inseguridad mística, y superando la llamada a usar un lenguaje melifluo, frágil e incorrecto con lo que propone la Doctrina.

De no ser así, pasaremos a engrosar el círculo de las peticiones -no siempre honestas ni lógicas- de grupos y personas perdidos en sí mismos o desesperados por "abrir" las puertas del cielo, con rituales, promesas, cultos alternativos y otros mecanismos que desvían a la persona del verdadero rumbo de reconocerse como ser inmortal, transitando por la encarnación con el objetivo de crecer y elevarse.

¿Jesucristo o Jesús de Nazaret?

Milton Medran Moreira

medran@pro.via-rs.com.br

En exclusiva para Flama Espirita

Traducción: PAM

En una de sus obras más importantes, "Revisão do Cristianismo" ("Revisión del Cristianismo"), el filósofo y escritor espírita brasileño José Herculano Pires, escribe:

"Entre Cristo y Cristianismo hay un abismo tan grande, como el abismo existente entre Jesús de Nazaret, hijo de José y María, nacido en Nazaret, en Galilea, y Jesucristo, nacido de la Constelación de la Virgen, en la Ciudad del Rey David en Belén de Judea, según el mito hebraico del Mesías".

Ese extraordinario abismo al que se refiere Herculano, en verdad, viene mostrándose cada vez más profundo, en las últimas décadas, cuando se han intensificado las investigaciones al respecto del Jesús histórico, en un trabajo desvinculado de cualquier compromiso con la fe y firmemente orientado por rigurosos métodos científicos.

Es cierto que esa labor no es nada fácil. El Jesús que llegó hasta nosotros está, todo él, envuelto por el mito creado a su alrededor. El hombre de Nazaret que las tradiciones judeocristianas necesitaron hacer nacer en Belén para conferirle la misión de Mesías es todavía, en su esencia real, casi un desconocido de la civilización llamada cristiana. La religión que pretende haber sido fundada por él, con las diversas denominaciones que componen el llamado "cristianismo", en el curso de su historia, construyó una dogmática fascinante que comenzó por otorgar al hombre de Nazaret un título jamás reivindicado por él: el de la divinidad. Los verdaderos fundadores del cristianismo, clasificados por el historiador brasileño J.H.Dacanal, como "intelectuales urbanos de religión israelita y de habla y formación griegas, cultos y cosmopolitas" (*), inteligentemente supieron encaminar la construcción de un grandioso mito que tomó elementos del judaísmo y de la mitología grecorromana, extrayendo del Imperio más poderoso de la Antigüedad (el romano) toda la pompa y el esplendor, hasta convertirse en el poderoso conductor de una nueva civilización.

Para el referido escritor, basándose en el trabajo de tantos otros investigadores que se han dedicado al rescate histórico de esa figura impar que vivió en Galilea hace unos 2.000 años, Jesús de Nazaret fue sólo "un predicador itinerante, curandero y exorcista" que incitaba a sus seguidores y oyentes "a cambiar de comportamiento, defendía la igualdad y la fraternidad, atacaba la discriminación social y religiosa, curaba enfermos y expulsaba demonios".

Ese predicador y sanador nunca reivindicó ningún título, mucho menos el de dios. Fundamentó toda su enseñanza en un principio moral de diáfana transparencia que otros maestros, en diferentes culturas, ya habían pregonado: el de no hacer a los otros lo que no se desea que le hagan a uno mismo. A partir del cumplimiento de esa regla de oro, aseguraba la felicidad futura, en planos superiores de vida que, metafóricamente, clasificaba como el "reino de los cielos", sin que, para eso, prescribiese ningún culto, ceremonia y profesión de fe. Al contrario, siempre que pudo, alzó la voz contra el formalismo y la exteriorización del culto, dando privilegio a la vivencia real de la solidaridad y del amor.

Es cierto que durante todo el tiempo en que el mito Jesucristo, hecho Dios, se fue sedimentando junto a la civilización de Occidente, en el propio seno del movimiento criaturas humildes y amorosas intentaron hacer revivir el otro Jesús, aquel hombre sencillo que los nuevos historiadores están rescatando. Un Francisco de Asís, en la Edad Media, los contemporáneos Albert Shweitzer y Teresa de Calcuta, son sólo algunos de los ejemplos de tantos hombres y mujeres que, estando aún aprisionados por los dogmas de fe construidos en

nombre del mito Jesucristo, vivieron, en la práctica, el ejemplo grandioso y real de Jesús de Nazaret.

 

En ese mismo contexto de la Historia contemporánea se inserta otra figura gigantesca que, en este mes de octubre, completa los 200 años exactos de su nacimiento: Allan Kardec, codificador del espiritismo. Sin mayores pretensiones en rescatar la figura histórica de Jesús de Nazaret, Kardec supo, sin embargo, extraer de las propias escrituras cristianas la esencia que el cristianismo oficial despreciara o transformara en secundaria: la enseñanza moral de Jesús.

Para cumplir esa tarea, a Allan Kardec tal vez le hubiese sido mucho más fácil definir simplemente la propuesta ética y moral que sistematizó, como una nueva religión cristiana. Muchos otros han hecho eso, desde que la época moderna consagró la libertad de creencia como uno de los derechos fundamentales del hombre, valiéndose de la fragmentación del poder religioso que entonces se hizo posible. Mediante fórmulas y cultos, centenares de religiones, afirmándose todas auténticamente cristianas, se han disputado el mercado de fieles que aún ansían el misterio, como premisa de la fe. Kardec, no obstante, prefirió vincular la enseñanza moral de Jesús no a una interpretación religiosa y basada en la fe, sino a una filosofía de carácter no sectario, no salvacionista, humanista, racionalista, fraterna y profundamente humanitaria. Vivir la moral de Jesús, para el fundador del espiritismo, significa, única y exclusivamente, comportarse de acuerdo con la ley natural, grabada en la consciencia racional de todos los hombres. Esa consciencia apunta naturalmente hacia el amor, la solidaridad y la fraternidad entre todos los hombres. Amar y servir componen, en verdad, la vocación natural del hombre y el único camino hacia su felicidad.

Es con esa simple visión, situada fuera de los dominios del misterio y de los pretendidos poderes religiosos, que Allan Kardec y el espiritismo se insertan en ese movimiento de rescatar el verdadero Jesús, el hombre de Nazaret: aquel que nada tiene que ver con el místico Jesucristo de las religiones cristianas.

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(*) J. H. Dacanal en "Eu Encontrei Jesús – Viagem às origens do Ocidente" ("Yo encontré a Jesús – Viaje a los orígenes de Occidente") – Editora Leitura XXI, Porto Alegre, 2004.

 

PRÓLOGO A "EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS"

Durante el primer trimestre del año 2005, Ediciones Abraxas (Barcelona) publicará una nueva edición de "El Libro de los Médiums", prologada por el Centre Barcelonès de Cultura Espirita, tal como hizo con "El Libro de los Espíritus" reeditado en Febrero de 2002. A continuación, y a modo de avance, pasamos a ofrecerles el Prólogo añadido.

"La experiencia nos confirma todos los días en la opinión de que las dificultades y las contrariedades que se encuentran en la práctica del Espiritismo, tienen su origen en la ignorancia de los principios de esta ciencia" (Introducción a "El Libro de los Médiums", primer párrafo)

Allan Kardec intentó con "El Libro de los Médiums" orientar y enseñar a los adeptos y simpatizantes del Espiritismo, a fin de superar esas dificultades y contrariedades. Ya en junio de 1858 -escasamente después de un año de la aparición de "El Libro de los Espíritus"-, publica su "Instrucción Práctica sobre las manifestaciones espíritas". Esta obra, no reeditada por Allan Kardec, fue el embrión de "El Libro de los Médiums"; éste vio la luz en enero de 1861, publicándose una segunda edición más completa en noviembre de ese mismo año 1861.

Una lectura atenta de la Introducción de Kardec a esta obra, define claramente el pensamiento del Fundador del Espiritismo con respecto a la práctica medianímica. Veamos algunos otros párrafos:

- Reconocimiento del "deseo muy natural -de algunas personas- de poder entrar por sí mismas en comunicación con los espíritus"

- La necesidad de "guiar en sus observaciones" a "la multitud, que aumenta todos los días, de personas que se ocupan de las manifestaciones espíritas". Ya que "como instrucción práctica, no se dirige, pues, exclusivamente a los médiums, sino a todos aquellos que están en disposición de ver y observar -y estudiar, añadiríamos- los fenómenos espiritistas"

- "Nos dirigimos a las personas que ven en el Espiritismo un fin serio, que comprenden toda su gravedad, y a quienes las comunicaciones con el mundo invisible no les sirven de juguete"

- Kardec reconoce "la mala impresión que produce sobre las personas novicias o mal dispuestas, la vista de experiencias hechas ligeramente y sin conocimiento de causa"

- Insiste finalmente Kardec en que con la ayuda de esta obra, las personas que se ocupen de las manifestaciones "verán los escollos que se pueden encontrar, y tendrán así un medio de evitarlos"

Nos hemos permitido resaltar algunas palabras y conceptos que, pensamos, merecen una particular atención de quienes deseen adentrarse en el estudio de la mediumnidad. Diremos más, estudio no sólo de la mediumnidad sino estudio de la fenomenología espiritista. Una diferenciación entre fenomenología mediúmnica y fenomenología espiritista puede, a simple vista, parecer exagerada; sin embargo, pensamos que no lo es en absoluto. Definamos ambas expresiones:

- Fenomenología mediúmnica, o mediumnismo: Práctica de la mediumnidad sin método y -generalmente- sin finalidad instructiva.

- Fenomenología espiritista, o fenomenología mediúmnica inserta en el contexto espiritista: Práctica de la mediumnidad con método, disciplina y finalidad prioritaria de estudio.

Por lo tanto médiums (y pseudo-médiums) puede haber muchos; pero, médiums espiritistas, hay muchos menos.

Remarquemos también que en la primera página de "El Libro de los Médiums", Kardec añade al título del libro: "Guía de los médiums y de las evocaciones, conteniendo la enseñanza especial de los Espíritus sobre la teoría de todos los géneros de manifestaciones, los medios de comunicar con el mundo invisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los escollos que se puedan encontrar en la práctica del Espiritismo. Continuación de El Libro de los Espíritus por Allan Kardec".

Algunos experimentadores antiguos denominaban a los médiums con el nombre de "máquinas". No es éste un vocablo acertado para referirse a los médiums; sin embargo, nos sirve para conceptuar a El Libro de los Médiums como siendo, verdaderamente, un completo "Manual de Instrucciones" de esas supuestas "máquinas". Como cualquier manual que se precie contiene: 1) una descripción del instrumento; 2) instrucciones de funcionamiento; 3) anomalías, dificultades y manera de solventarlas; 4) mención de los diferentes modelos de equipos; 5) características técnicas, y accesorios:

Descripción del instrumento (mediúmnico): En palabras de otro gran estudioso de la mediumnidad, Léon Denis, ésta sería una planta delicada que necesita atentos cuidados para florecer. Esta realidad muchas veces se olvida porque se supone que el proceso mediúmnico es tan simple como apretar un interruptor; esta concepción demuestra un desconocimiento profundo de cómo es el instrumento mediúmnico.

En el Vocabulario inserto en esta obra podemos leer acerca de la palabra médium: "(del latín medium, medio, intermediario) Persona que puede servir de intermediario entre los Espíritus y los hombres". Por lo tanto, el médium es un puente, un transmisor, un intermediario entre los dos mundos, espiritual y material. Como transmisor, como intermediario, puede producir -inconscientemente- interferencias; interferencias que serán minimizadas con el proceso educativo de esa facultad mediúmnica. Por ello puede afirmarse que, a pesar de las apariencias, no existe la pasividad absoluta; de hecho si existiera, la mediumnidad sería como un teléfono, y no es exactamente así.

Instrucciones de funcionamiento. Deberían ser: seriedad, sobriedad, disciplina, vigilancia de los propios sentimientos, confianza en y de los espíritus superiores, etc. Veámoslas con más detalle:

2.1 Seriedad: Es decir, sin ningún margen de acción para la diversión. Con la comprensión de que se está en una especie de atención hospitalaria (manifestación de entidades en turbación y sufrimiento); o bien en un aula de estudio (manifestación de espíritus instruidos); o en un laboratorio (manifestaciones físicas). Ciertamente la inmensa mayoría de las reuniones pueden encuadrarse en la primera categoría.

2.2 Sobriedad: Entorno normal, sin connotaciones mágico-religiosas (velas, túnicas, altares, estampas, colores estridentes…) Sobriedad también en ademanes, entonación de la voz… No debe olvidarse que se está en una reunión con personas (desencarnadas y encarnadas) con problemas, lo cual debería llevarnos por sí mismo a tener una actitud respetuosa y calmada.

2.3 Disciplina. Es decir, reuniones en días fijos y en horas concretas (los espíritus colaboradores no tienen porqué estar pendientes de nuestras decisiones; han de saber cuándo nos reunimos). No tiene porqué haber diferencia con los compromisos de trabajo en los asuntos materiales. ¿Acaso no estaría fuera de toda lógica que las reuniones en el ámbito laboral se realizasen en cualquier momento y día, sin una programación previa?

2.4 Vigilancia de los propios sentimientos. Hay que evitar envidias y celos (de otros médiums). Es necesario ser respetuoso con las manifestaciones que se produzcan; lo cual no excluye firmeza ante espíritus maleducados o

 

mixtificadores. Hay que aceptar las decisiones de quien lleve la dirección de la reunión, aunque se pueda disentir de las mismas de manera fraternal y constructiva, una vez ésta haya concluido.

2.5 Confianza en y de los espíritus superiores.

2.5.1 La confianza en los espíritus colaboradores: Éstos no tienen que pertenecer necesariamente a la elite de la espiritualidad desencarnada, sino -simplemente- ser espíritus conscientes, trabajadores y algo superiores al equipo encarnado. La confianza se genera con el tiempo, a través de la constancia en el trabajo, y con los resultados obtenidos; resultados que se traducen en el control y la serenidad que ha de imperar en una reunión medianímica seria y tan bien estructurada como sea posible.

2.5.2 La confianza de los espíritus superiores: Esta confianza de los colaboradores espirituales (que, repetimos, no tienen porqué ser muy superiores) en el grupo de espíritus encarnados se consigue, también, con el paso del tiempo. Sin duda, la seriedad y el afán en trabajar correctamente van gestando que el equipo espiritual colaborador de esas reuniones se sienta a gusto, dicho así coloquialmente, se sienta cómodo para poder desarrollar un trabajo equilibrado.

2.6 Destreza en el manejo del instrumento. Ésta se da a dos niveles:

2.6.1 Por parte del propio médium. El médium debe imponerse como objetivo lograr una educación correcta en el ejercicio mediúmnico: Estudiando la teoría doctrinal (filosófica y mediúmnica); evitando las trampas del amor propio y el posible desaliento en los inicios del aprendizaje; procurando insertarse en un equipo responsable que sepa "arroparle" doctrinal y afectivamente; someter sin recelos su producción mediúmnica al juicio de personas sensatas y con experiencia y, también, saber granjearse la confianza y la protección de buenos espíritus a través de su conducta cotidiana. (Este último requisito también es extensivo al responsable de la reunión y demás miembros colaboradores del equipo mediúmnico).

2.6.2 Por parte de la dirección de la reunión y de los participantes en la misma. En lo que se refiere a la persona sobre quien recae la dirección de la reunión medianímica, debería darse: conocimiento suficiente de la doctrina a todos los niveles; experiencia en asistencia a reuniones mediúmnicas y en diálogo -sobrio, equilibrado y constructivo- con los espíritus; y ausencia de cualquier signo de prepotencia, así como de pusilanimidad. En cuanto a los participantes, deberían tener: actitud mental digna, equilibrada y de soporte al médium y a quien dirija la labor mediúmnica; interés en el estudio de la doctrina; y conciencia de que en muchas ocasiones -por no decir en la mayoría- se está trabajando en un ambiente de asistencia hospitalaria, por la índole de los espíritus desencarnados que se manifiestan, la mayoría de las veces en estado de desorientación y sufrimiento.

2.7 Anomalías, dificultades y manera de solventarlas: Este apartado del Manual está muy bien expuesto en los capítulos: XVIII.- "Inconvenientes y peligros de la mediumnidad"; XXIII.- "De la obsesión"; XXIV.- "Identidad de los espíritus"; XXVII.- "Contradicciones y supercherías"; y XXVIII.- "Charlatanismo e impostura".

2.8 Diferentes modelos (leáse modalidades de la mediumnidad): Manifestaciones visuales (Cap. VI), Tiptología (Cap. XI), Neumatografía (Cap. XII), Psicografía (Cap. XIII) y Médiums especiales (Cap. XVI).

2.9 Características técnicas: Naturaleza de las comunicaciones (Cap. X); Rol del médium en las comunicaciones espíritas (Cap. XIX); Influencia moral del médium (Cap. XX); Influencia del ambiente (Cap. XXI); De las evocaciones (Cap.XXV); y, Preguntas que es correcto formular a los espíritus (Cap. XXVI).

2.10 Accesorios: Reuniones y sociedades espíritas (Cap. XXIX), y, Vocabulario espírita (Cap. XXXII).

Volvamos al principio, a "las dificultades y desilusiones que se encuentran en la práctica del Espiritismo". En este párrafo Kardec asimila la práctica de la mediumnidad con la práctica del Espiritismo; probablemente, en un sentido purista de los términos, no sería totalmente adecuada esta asimilación ya que podríamos entender que la práctica del Espiritismo es aplicar sus principios filosóficos y, sobre todo, los principios morales en el devenir de la vida propia de cada quién. Hecha esta apreciación, continuemos en la línea de las dificultades de la práctica medianímica, que las tiene, sin duda; pero, considerando que se pueden paliar y pulir teniendo en cuenta, entre otros aspectos, que:

La mediumnidad no es un don, no es una gracia divina. La mediumnidad es una herramienta de trabajo de la que se pueden extraer muchos elementos positivos: demostración de la inmortalidad del alma; conocimiento de la vida en el mundo espiritual; constatación de la supremacía de la ley de justicia; trabajo asistencial a espíritus necesitados,…

La mediumnidad, a pesar de sus escollos, no puede, no debe ser proscrita sino que debe ser educada y estudiada con talante científico; o sea, con sensatez, sin preconceptos, con buenas dotes de observación y nunca con actitud crédula.

 

No creer, bajo ningún concepto, que los espíritus lo saben todo por el simple hecho de estar desencarnados. La muerte no nos cambia como quien da la vuelta a un guante: somos los mismos, pero sin cuerpo.

Debería instaurarse un conocimiento psicológico de la práctica de la mediumnidad. Hay que saber tratar adecuadamente a los médiums; éstos no son máquinas, son personas con idénticas problemáticas a las de cualquier otro ser humano. Además, a esas dificultades personales, es preciso añadir el no despreciable dilema de la falta de confianza en su producción medianímica (muchos médiums dudan sistemáticamente de su trabajo mediúmnico, suponiendo que el mismo incluye mucha parte anímica). También es necesario enfocar con buenas dosis de psicología el diálogo con los espíritus desencarnados, ya sean conscientes de su estado, sufrientes, engañadores o frívolos.

Hay que saber evaluar desapasionadamente los resultados de la mediumnidad; ya advertía Kardec: "Más vale rechazar diez verdades que admitir una sola mentira, una sola falsa teoría" (L.M., Cap.XX, Apartado 230). Con ello se haría justicia al Espiritismo y un gran bien al propio médium.

Con todas estas prevenciones acerca del ejercicio de la mediumnidad no se pretende, de ninguna manera, asustar a nadie que posea sensibilidad mediúmnica. El objetivo real es que la persona sea consciente de que tiene un trabajo a desenvolver que le exigirá constancia, método y esfuerzo, como cualquier otra dedicación intelectual o profesional, aunque ésta tenga evidentemente connotaciones muy particulares.

Por todo ello, estamos convencidos que es de suma importancia la lectura y el estudio de esta magnífica obra.

Centre Barcelonès de Cultura Espirita

Barcelona (España), Mayo de 2004

 

 

INFORMACIÓN

► XIX CONGRESO ESPÍRITA PANAMERICANO

Celebrado recientemente en Rafaela (Argentina), del 8 al 12 de Septiembre último, tuvo una asistencia de unos 600 participantes, procedentes de varios países del continente americano.

Su nuevo Consejo Ejecutivo queda como sigue:

Elegidos.- Presidente: Milton Rubens Medran Moreira (Brasil); 1er. Vicepresidente: Dante López (Argentina); 2º. Vicepresidente: Ademar Arthur Chioro dos Reis (Brasil); 3er. Vicepresidente: Pablo Serrano (Puerto Rico); Secretario General: Salomão Jacob Benchaya (Brasil); Secretario Adjunto: Mauro de Mesquita Spinola (Brasil): Tesorera: Tereza Samá de Mayo (Brasil); Comisión Fiscal: Claudio Drubich (Argentina), Teresa V. de Álvarez (Venezuela) y Rui Paulo Nazário de Oliveira (Brasil).

Nombrados.- Asesor para asuntos internacionales: Jon Aizpúrua (Venezuela); Asesor especial de la Presidencia: Maurice Herbert Jones (Brasil); Asesora Jurídica: Jacira Jacinto da Silva (Brasil); Asesor de Comunicación Social: Néventon Vargas (Brasil); Secretario de estudios científicos: Raúl Drubich (Argentina); Secretaria de educación espírita: Marcela Novello (Argentina); Secretario para la promoción de la juventud: Marcelo Henrique Pereira (Brasil); Secretario editor: Juan Carlos Cenizo (Argentina).

El país elegido como sede para la celebración, en el año 2008, del XX Congreso Espírita Panamericano, ha sido Puerto Rico. Pero en el 2006, tendrá lugar en Miami la XV Conferencia Regional Espírita.

El coordinador y secretario de "Cepa Jovem", Marcelo Henrique Pereira, nos informa de que se ha creado una lista de debates cepa.jovem@grupos.com.br con el fin de que todos los jóvenes espíritas tengan su espacio para intercambiar opiniones, así como también para todos aquellos que, independientemente de la edad, deseen participar.

Con la reelección de Milton Medran Moreira, la Confederación Espírita Panamericana sigue teniendo como sede internacional el Centro Cultural Espírita de Porto Alegre (Rua Botafogo, 678, CEP 90150-050 Porto Alegre, RS, Brasil - ccepa@terra.com.br).

► 4º. CONGRESO ESPÍRITA MUNDIAL

Con una asistencia aproximada de 1.750 congresistas (según fuentes oficiosas), se celebró en París, del 2 al 5 de Octubre, el 4º. Congreso Espírita Mundial.

Como hecho destacable, entre otros, es el lanzamiento, el mismo día 5 de octubre, a las 11hrs., por parte de la "Empresa Brasileira de Correios e Telégrafos (ECT)", de un sello en homenaje al bicentenario del nacimiento de Allan Kardec. Estaba previsto que se realizase en el auditorio de la "Universidade de Correios", en Brasilia, con la presencia del presidente de la ECT, João Henrique de Almeida, y de la diputada federal Raquel Figueiredo, quien hizo de intermediaria ante el gobierno federal presentando la solicitud de la Federación Espírita Brasileña para la emisión del sello.

► XII CONGRESO ESPÍRITA NACIONAL

Organizado por la Federación Espírita Española, y bajo el lema "Visión Espírita de la Salud Física, Emocional y Espiritual", se celebrará en Ciudad Real, del 5 al 7 de Diciembre de 2004, el XII Congreso Espírita Nacional.

El precio de cada inscripción es de 24,00 €, y de 18.00 , para el socio colaborador, que deberán hacerse efectivas a través de transferencia bancaria a nombre de: Federación Espírita Española, número de cuenta corriente 2038.3317.24.6000203670 de Caja Madrid.

La sede del Congreso será en el Hotel Doña Carlota (Ciudad Real). Los interesados pueden dirigirse a María Teresa Cruz Reyes (Tel. 926.546 116, Móvil 647 539826, ceamorfraterno@wanadoo.es) tanto para comunicar las inscripciones, como para efectuar las reservas de hotel, así como para obtener mayor información. El hotel sólo aceptará reservas hasta el día 5 de Noviembre.

ACTIVIDADES PÚBLICAS

Conferencias públicas que tendrán lugar en el Centro, a las 6 de la tarde, los sábados siguientes:

15 de Enero : Incidencia de la reencarnación en la vida personal.

29 de Enero : Incidencia de la reencarnación en la vida social.

12 de Febrero : Léon Denis "La verdad sobre Juana de Arco".

26 de Febrero : Léon Denis "El Problema del Ser y del Destino": 100 años.

12 de Marzo : El Código penal de la vida futura.

09 de Abril : "La Filosofía Penal de los Espiritistas".

23 de Abril : La Mediumnidad como instrumento de evolución.